Ciudad Adentro
Una vez más quedan en evidencia las deficiencias en nuestra infraestructura
y, con ellas, la ineptitud y la corrupción en la administración pública, en
este caso la municipal de Tonalá.
Históricamente Guadalajara y sus alrededores se han caracterizado por sus
lluvias y fuertes tormentas, tanto, que la Virgen de Zapopan es su protectora
especial contra las fuerzas de la naturaleza. En 1734, según nos recuerda
Felipe Gaytán Alcalá en “Las semánticas de lo sagrado”: trasladan a la imagen a
la ciudad para que cesen las tormentas. A raíz del milagro, la Virgen de
Zapopan recibe el nombramiento de Patrona contra Rayos y Centellas.
Son da fama pues, las lluvias en Guadalajara y al nombrar a la ciudad me
refiero a la zona metropolitana. Sin embargo, nunca, ninguna autoridad ha sido
capaz de emprender una obra que, por un lado, dé cauce a las precipitaciones y,
por otro, permita el aprovechamiento del agua pluvial.
¿No quieren? ¿No se animan? ¿No es popular? ¿Es anti electoral? Porque no
estamos para que salgan ahora con que no hay recursos, que no hay presupuesto
que alcance, que las condiciones no están dadas y bla bla bla… como siempre.
Es un verdadero enigma para mí cómo es que en una ciudad como Guadalajara y
su área conurbada no prosperan proyectos como un colector profundo o un sistema
de colectores que resuelva los problemas
que enfrentamos temporal tras temporal, incluso si no es muy abundante. Este es
un ejemplo, otro es el tren ligero o el metro ¿por qué en Guadalajara no? ¿Qué
nos detiene?
Y se nos van pasando los años, llegan nuevas generaciones, los problemas
son los mismos y los político se van pasando la bolita de un trienio a otro, de
un sexenio a otro, de un partido a otro y las cosas no cambian, si acaso, para
empeorar.
Ya se sabía de las deficiencias en el colector de Tonalá; se reportó en su
momento cuando un incendio provocado por unos vándalos lo dañó severamente,
pero nadie movió un dedo ¿a qué se atienen? ¿Se encomiendan a quién? Siempre
será una oportunidad para llevar agua a sus molinos aventándole la bolita a los
presidentes municipales anteriores y con mayor razón sin eran de otro partido
político. Y entonces se enfrascan en estos pleitos (ya se anunció que habrá
denuncias penales) ¿y el colector? Bien gracias. Por fortuna, en esta ocasión
no hubo muertos, sólo pérdidas materiales pero ¿tendremos que esperar a que
haya muertos? ¿O qué se necesita para que nuestra clase política reaccione?
Y que no me salgan con que la ciudadanía sí participa. Este mismo caso de
Tonalá es ejemplo de que sí hubo reportes y denuncias; y de que la autoridad,
una vez más, ignoró a la gente. Ahí están las consecuencias.
¿Seguirán pasándose la bolita eternamente? ¿Hasta cuándo? Los estragos de
las tormentas ahora son resultado de las deficiencias que venimos arrastrando
desde siempre; de los cauces invadidos; del desorden en el crecimiento de la
ciudad; de la planeación intermitente; de las obras mal hechas como
consecuencia de la ineptitud y de la corrupción (hasta podrían ser sinónimos).
¿Qué no merecemos los jaliscienses, con los impuestos que pagamos, una obra
bien hecha y de largo alcance? ¿No habrá, entre todos los políticos que nos
circundan y que cobran tantísimo, alguno que quiera pasar a la historia por una
gran obra? ¿Alguien que quiera ser recordado en el futuro por su inteligencia,
su capacidad de gestión, su nivel de convocatoria? ¿Por llevar a Jalisco a
niveles superiores de desarrollo? ¿Por favor?
Artículo publicado en El Informador el sábado 27 de julio de 2013.