Ciudad adentro
La verdad es que estamos amolados. Es una práctica
consuetudinaria de la clase política nacional, destruir, anular, derruir,
demoler, dejar inconclusas obras de sus antecesores, sean de otros partidos o
del mismo. Con mayor razón en el primer caso… Es la nota distintiva de los
“nuevos”, casi desde el momento en que toman posesión.
Recuerdo como ejemplo la estrategia de regionalización
que emprendió Alberto Cárdenas Jiménez y tiró a la basura Francisco Ramírez
Acuña, del mismo PAN; entre el PRI y el PAN, por allá a mediados de los
noventa, dejaron en suspenso y hasta la fecha, el plan a 20 o 25 años para
tener en Guadalajara un sistema de transporte colectivo con ocho líneas del
tren ligero que comunicaban a toda la zona metropolitana. Casi 20 años después
apenas vamos por la tercera y quién sabe.
(Fotografía tomada de La Jornada)
Y digo quién sabe porque si acaso en algún momento
consideré que por lo menos esa obra sí sería una realidad para la capital de
Jalisco, con el anuncio del jueves casi en la madrugada, del gobernador
Aristóteles Sandoval, de que la cortina de la presa El Zapotillo va a 105 y no
a 80 metros, lo cual implica la inundación de Temacapulín, Acasico y Palmarejo,
nada es seguro, todo es cuestionable, cualquier promesa está en duda, cualquier
compromiso está en veremos.
¿Recuerdan cómo Aristóteles salió a decir como si fuera
la gran cosa que Temaca estaba a salvo? Y luego con la determinación de la
Suprema Corte sobre la inconstitucionalidad de la medida porque se omitió el
visto bueno del Poder Legislativo, los habitantes de la zona empezaron a
abrigar una ligera esperanza de que se salvarían sus pueblos.
Estamos amolados pues, porque cuando se trata de
modificar una decisión tomada en administraciones anteriores por conveniencia,
sentido social, violaciones internacionales, en fin, no se hace; es decir, como
ciudadanos de todas maneras perdemos; por lo que se hace y por lo que se deja
de hacer.
La lucha de los habitantes de esta zona es añeja. Este
asunto de la presa El Zapotillo lo venimos arrastrando por lo menos desde la
administración de Ramírez Acuña, luego empeoró con Emilio y Aristóteles, pese a
la falsedad de sus promesas, se lava las manos como dijeron ayer los mismos
habitantes de Temaca y los otros pueblos, en un claro ejemplo –esto lo digo
yo—de la marrullería política que les conocemos a los mal llamados servidores
públicos.
Como si fuera un guion, parecido al esquema de cuando se
preparan para autorizar un incremento en la tarifa del transporte urbano, unos
días antes de emitir el comunicado se raciona el agua, para entonces sembrar en
la opinión pública el germen de una postura a favor de la construcción de la
presa, porque-no-hay-agua-suficiente-y-no-le-podemos-sacar-más-a-Chapala; lago
del que también se dijo hace poco, unos días apenas, que se enfilaba hacia una
de las peores crisis de su historia.
El terreno limpio, preparado y abonado.
Chapala en crisis más los tandeos, lo más probable es que
el resultado sea un acuerdo, por necesidad, entre la población, de que la presa
de El Zapotillo, la cortina, se construya a 105 y no a 80 metros de altura,
ahora también dizque por seguridad. Ni modo que nada más sean coincidencias
(¡no lo creo!).
Los habitantes de Temacapulín, Acasico y Palmarejo, en el
municipio de Cañadas de Obregón, dieron lectura a un pliego de exigencias y
acciones que el gobierno debería considerar, pero como ahora todo está en el
terreno de la Comisión Nacional del Agua (léase gobierno de Enrique Peña
Nieto), pues de todas maneras, difícilmente se logrará algo, aun así, es desde
la sociedad que se puede emprender alguna acción que conduzca a un cambio desde
la autoridad en esta materia.
Las redes sociales son ahora una herramienta más de la
sociedad civil y varias medidas fueron anunciadas; medidas que en otros
sectores de la sociedad han encontrado eco (por cierto, la división o
polarización de la sociedad es otra de las escenas del script).
Se convoca a movilizaciones; se anuncia que se
interpondrán todos los medios al alcance, se acudirá nuevamente a la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, a la Suprema Corte de Justicia de la
Nación; hacen un llamado de alerta a la sociedad y a los organismos no
gubernamentales para ejercer presión política y exigen al gobernador Sandoval
que dé la cara. De todo lo que plantean, esto último es lo único que no creo
que suceda; no, tampoco lo creo.
Publicado en El Informador el sábado 12 de abril de 2014.