viernes, 3 de octubre de 2014

Todo, menos la Tierra

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Estuvieron reunidos en Nueva York, en la Organización de las Naciones Unidas, los mandatarios del mundo para discutir cuestiones relacionadas con el cambio climático con el enfoque de los daños que causamos los seres humanos al planeta. Cumbre del Clima se llamó, pomposo nombre para, de todas maneras, no hacer nada.
Las referencias periodísticas decían que con esta cumbre se marca el inicio de un esfuerzo global con miras a lograr un acuerdo vinculante para, a partir de 2015, reducir las emisiones contaminantes.
Seguramente, como sucede con los gobernantes en general, con las clases políticas de todos los países, están pensando que no nos acordamos de nada; que no nos preocupa nada y que no experimentamos los cambios en el clima que nos alarman, aun cuando muchos meteorólogos afirman que lo único que pasa —igual— es que no tenemos memoria.
Digo, si de lo que nos tenemos que acordar sucedió hace miles  de años, pues está difícil, pero en lo personal creo que el cambio climático que experimentamos sí es, en gran medida, resultado, efecto, de la mano del hombre y de la inconciencia más que de las personas, de los gobiernos y de los grandes empresarios del mundo que siguen aferrados a la producción sin límites como mandato del capitalismo feroz, sin importar lo que tengan qué hacer o cómo lo tengan que hacer, sin escrúpulos pues. Y, en todo caso, son un pésimo ejemplo.
Allá estuvieron, en la Gran Manzana, dizque para ponerse de acuerdo, cuando se suponía que esto ya lo habían hecho antes. Recuerdo por lo menos Kyoto, pero se han celebrado muchas otras reuniones para tratar el asunto y ahora resulta que la Cumbre del Clima, esta de 2014, marca el inicio de un esfuerzo global bla bla bla… La conclusión lógica es que todo lo que se hizo antes no ha servido de nada, bueno, casi, porque sí se han atendido cuestiones graves como las actividades humanas y productos inventados por el hombre que estaban dañando seriamente la capa de ozono y con ella, amenazando de manera clara y contundente la supervivencia del ser humano en la tierra. Pero fuera de eso –que no es poca cosa—no he sabido de nada más, así, contundente.
Mi percepción en general es pesimista porque, aparte de todo, resulta que los mandatarios que participaron en la Cumbre estuvieron más ocupados en cuestiones ajenas a las decisiones relativas al clima mundial y a la situación del medio ambiente del planeta. Para empezar, el Presidente de México fue a hablar de sus reformas por enésima vez; reformas cuyas características han sido cuestionadas por especialistas (no sólo por opositores de café) en cada una de las materias (energética, educativa, telecomunicaciones, política): están mal hechas, son autoritarias, ponen en riesgo la soberanía de la nación y otras cuestiones similares. Luego, se reunió con el primer ministro británico David Cameron, y ambos se comprometieron (o sea que ¿ya la hicimos?) a combatir la corrupción y fomentar la transparencia (ajá). Y por último (con relación al Presidente Peña), un hecho que no me queda claro: una fundación enfocada en la promoción de la libertad religiosa y de la protección de los derechos humanos, le entregó un premio “por su liderazgo y los avances logrados en el país”. ¿A qué país se referirán los directivos de la fundación? (Appeal of Conscience Foundation) ¿avances? Porque la tasa de crecimiento de México va en picada, hacia abajo claro; y el incremento en el número de mexicanos que pasan a formar parte de las filas de la pobreza es exponencial; también aumenta la tasa de desempleo y, en contraste, se cae el poder adquisitivo de la población. No entiendo entonces, como una fundación enfocada en otros asuntos, le otorga al mandatario mexicano un reconocimiento por nada más que ficciones y fantasías, nada concreto ni real ni medible ni contundente.
Esto es por parte de México, y en cuanto a otros mandatarios, bueno, pues Dilma Rousseff (Brasil) está en campaña; Cristina Fernández (Argentina) se justifica; y Barack Obama (Estados Unidos) busca legitimar los ataques al Estado islámico (aun cuando no lo necesita); entre otros jefes de Estado que llevaron agua a sus molinos, hablaron y actuaron con base en sus propias agendas y asesores de imagen, para arreglar y resolver nada de todas maneras, mucho menos la Tierra.

Publicada en El Informador el sábado 27 de septiembre de 2014.