Ciudad adentro
El nivel de
estupidez me parece verdaderamente descomunal, inconmensurable. Ahora sí que
“no me ayudes compadre”… ¿A quién se le ocurre? Pues a los diputados
acomedidos, los que quieren quedar bien con el Poder Ejecutivo federal como
normalmente lo hacen (parece que se les va la vida en ello). En esta
declaración de Javier Lozano, senador panista, queda expresado de manera clara
y contundente: “¡Qué bueno que se le vayan a otorgar facultades
constitucionales al Congreso para legislar en esta materia! Porque por igual
están bloqueando vías generales de comunicación de jurisdicción federal, que de
jurisdicción local: calles, avenidas. Están, con el pretexto también de esa
libre expresión de las ideas, alterando el orden público, el orden social,
dañando la propiedad privada, afectando a terceros, y eso es inadmisible”. Esto
dijo cuando se admitió en el Senado la minuta enviada desde la Cámara de
Diputados, que se sacó de la congeladora por iniciativa de otro panista, Marcos
Aguilar; y se aprobó. Los priistas muy calladitos —es claro el contubernio—
votaron a favor.
¿De qué se trata
esta famosa ley Anti marchas? Contempla la reforma constitucional a los
artículos 11 y 73 dizque para garantizar la movilidad universal. Dicho con
otras palabras: si hay manifestaciones, marchas o plantones que obstruyan vías
generales, el Estado tendrá todo el pretexto para intervenir.
La vez pasada
que se sometió a consideración del Legislativo esta propuesta, los diputados
prefirieron congelarla porque “las condiciones no estaban dadas” y aún no
enfrentábamos la indignación por los jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa
¿imagínese ahora?
Los argumentos
de los opositores que no son mayoría y que, todo parece indicar, no lograrán
nada, es que es “políticamente incorrecta”, por un lado; y, por otro, que si
las garantías individuales están expresadas ya en la Constitución, no es
necesario ser más específico porque, precisamente, se presta a malas
interpretaciones y a suspicacias que pueden enardecer todavía más los ánimos de
una sociedad cansada, harta y enojada.
Bueno, pues lo
hicieron, pasó en la Cámara de Diputados con más de 290 votos a favor y el
jueves fue admitida en el Senado de la República y turnada a comisiones.
Están a tiempo
de rectificar, pero lo dudo, con todo y que si bien fue por iniciativa de
acomedidos que tratan de quedar bien, están haciendo un daño que no calcularon:
¿ya se les olvidó el mensaje presidencial en el que el titular del Ejecutivo se
“suma” a la causa de Ayotzinapa? ¿En donde celebra el activismo y la
participación de la sociedad civil? ¿Y de alguna manera se solidariza con el dolor
de los padres de los normalistas?
Es un proceso
largo y si continúa hay que esperar a ver cuáles serás las reacciones. Aun
cuando no es un hecho la Ley Anti marchas, ha generado las más airadas
protestas y críticas en redes sociales. Está en comisiones del Senado y si se
aprueba, tendrá que pasar a las legislaturas de las entidades federativas para
que la mitad más uno la aprueben en un lapso no mayor de 60 días y después,
contempla la emisión de una ley reglamentaria sobre movilidad universal a más
tardar en 180 días a partir de la entrada en vigor de la reforma
constitucional.
En la exposición
de motivos, entre otros, se expone el siguiente: “Quienes viven y transitan en las grandes ciudades tienen el mismo derecho de utilizar el
espacio público que el que tienen las personas que ejercen el derecho a la
libre expresión y reunión en el marco de una manifestación, por
tanto el Estado buscará mecanismos alternativos para el disfrute de dicha
garantía”.
Sí, bueno, aquí lo que me preocupa y queda en el terreno de la
ambigüedad total son esos “mecanismos alternativos”.
Como decía, lejos de ayudar, perjudican; queda en evidencia una vez más
esa desconexión de la clase política con respecto al sentir de la sociedad
mexicana, sus dinámicas y procesos; y faltan las reacciones de esta sociedad
inconforme para ver hasta dónde llegarán. Por lo pronto, no hay que perder de
vista ni el derrotero de esta iniciativa ni otras cosas que se estén fraguando,
porque luego también se utilizan como distractores en la medida en que
enardecen y sí, la clase política lo sabe.
Publicado en El Informador el sábado 6 de diciembre de 2014.