domingo, 21 de junio de 2015

Nuestra fuerza II

Ciudad adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

Una vez más, una nueva andanada de análisis y estudios profundos y sesudos sobre las elecciones pasadas me deja la impresión de que los candidatos, los partidos, los medios, las estrategias publicitarias y las campañas son las que se llevan todo el mérito de los resultados, como si el electorado, personaje central de esta historia, no contara.
Y me queda también la idea de que es deliberado, porque una vez que todos los votantes, sin excepción alguna, seamos plenamente conscientes de nuestra fuerza, otro gallo nos cantará; ahí sí que ¡agárrense!
Y para allá vamos, porque de todos los resultados de los comicios del 7 de junio, los que pueden abrir los ojos y las conciencias son los de las candidaturas independientes exitosas y el triunfo de Alfaro/Movimiento Ciudadano en Jalisco, sí, Jalisco, no estoy cometiendo un error. Claro que de aquí a tres años, falta ver (eso nos toca directamente) cómo se conducen como gobernador de Nuevo León el Bronco, como alcalde de Guadalajara, Alfaro; y como diputado local por Jalisco, Pedro Kumamoto. Me refiero sólo a Alfaro porque es el líder de “la ola naranja” pero todos los que ganaron con Movimiento Ciudadano están obligados, reitero, casi a la perfección en su trabajo como servidores públicos en cuanto tomen posesión como munícipes y legisladores. Todos.
Estos son fenómenos que reclaman una revisión cuanto antes porque sin duda alguna motivarán iniciativas de cambios a la ley electoral, por lo menos, aun cuando no será pronto, no es posible tomando en cuenta que la ley es general para todo el país y que el año entrante habrá elecciones para renovar 12 gubernaturas. Los procesos electorales en esas entidades arrancarán en octubre próximo de manera que, aun cuando se promoviera alguna reforma electoral, no aplicaría para los procesos que están en puerta.
En esta serie de sucesivos análisis y mesas de discusión he escuchado en repetidas ocasiones que con el triunfo de los independientes –y el incremento en este tipo de candidaturas que ya vaticinan— se pone en jaque al sistema de partidos; y que para una democracia como la mexicana (¿¿??) la única manera, la mejor forma comprobada hasta ahora –dicen—, de llegar al poder, es a través del sistema de partidos.
Bueno, como dicen los abogados, suponiendo sin conceder que esto sea lo correcto, lo que debe de ser, entonces urge una purga en el sistema de partidos.
Si los independientes que ganaron –por obra y gracia de la decisión ciudadana, independientemente de las razones, motivaciones o lo que sea que operó en la cabeza de cada elector en el momento de cruzar la boleta— con su triunfo están mandando ese mensaje y además se abre la posibilidad de que pese a las restricciones, trabas y bloqueos legales para que un independiente logre la candidatura, más ciudadanos sin partido quieran entrarle, entonces sí los partidos establecidos tienen muchos cambios que emprender hacia el interior y se avizora, así como al final del túnel una luz de esperanza, de que la tal purga sea una realidad. Es muy tenue y difusa la lucecita porque, por ejemplo, tenemos personajes como Hugo Contreras que está empecinado, prácticamente, en decir que a pesar de que perdieron, ganaron, digo, en pocas palabras y retomando un cartón de Jabaz. Y esta negación de la realidad, lo he escrito mucho, es una conducta recurrente en los priistas.
Aun así, creo que las lecciones de las candidaturas independientes y de candidatos más fuertes que los partidos como el caso de MC en Jalisco, sí deben ser atendidas y aprendidas por los partidos políticos. Luis Carlos Ugalde, ex presidente del IFE y ahora consultor independiente en estos temas, dijo en una entrevista que le hicieron que el éxito de las candidaturas independientes tiene matices buenos y malos. En el primer caso, la posibilidad de que ciudadanos lleguen al poder para ejercerlo de manera totalmente opuesta a la de los políticos profesionales, es decir, con honestidad, eficiencia, resultados, transparencia, rendición de cuentas…
Y en el segundo, ese escenario, como dijo Ugalde, fragmentaría al sistema de partidos con efectos en materia de legitimidad.

Todo, todo, es producto de la fuerza electoral, de nuestra fuerza ciudadana. Sí nos toca involucrarnos más, estar mejor informados, monitorear el ejercicio de gobierno de los que entrarán próximamente y usar esa fuerza, de manera contundente, para no dejarlos solos como servidores públicos y para tener muy claro nuestras decisiones electorales en futuros procesos.

Columna publicada en El Informador el sábado 20 de junio de 2015.