Ciudad adentro
LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)
Como si no urgiera, como si no lleváramos décadas y
décadas de rezago, el titular de la secretaría de Educación, Alfonso Nuño,
declara que por lo menos en 10 años se consolidará la reforma educativa. Perdón
por la expresión pero ¡híjole! ¿Dos lustros más todavía? Y ¿garantiza acaso,
que así será? Porque si lo asegura, bueno, diez años en comparación con más de
60 no es nada y podríamos albergar esperanzas para las nuevas generaciones de
mexicanos. Pero si no, seguimos en problemas.
En las últimas semanas, el secretario de Educación sale
un día sí y otro también en medios de comunicación y la razón es que está
aplicándose la evaluación a los docentes en todo el país. Su discurso, por lo
general y específicamente cuando se refiere a los profesores de la región
conflictiva, a saber: Oaxaca, Guerrero y Chiapas es muy enérgico, aparenta una
contundencia que no deja lugar a dudas así como una postura inflexible ante los
disidentes, los renuentes y los que han gozado de privilegios por formar parte
de un sistema que el mismo funcionario define como “clientelar, corporativo y
opaco”.
Me preocupa mucho esta información que se ha venido
difundiendo de manera recurrente porque siento que se está tejiendo finamente
una telaraña, justamente para atraparnos; una delicada red en la que caeremos
redonditos si no estamos atentos a la manipulación que lleva años de práctica y
ejercicio en esta materia.
Que no se nos olvide que la disidencia magisterial surgió
no al calor de un sistema que los favorecía, al contrario; se formó a partir de
la exclusión y la desigualdad hacia el interior del magisterio y con relación
directa a los privilegios de unos cuantos, claro, que se aliaron con la
jerarquía del SNTE. Sin embargo, los vicios a los que se refiere Nuño se los
atribuye a la CNTE. Y no dudo que los haya después de tanto tiempo, pero ahí no
está la raíz de este conflicto tan añejo y degenerado.
Lo he mencionado en otros comentarios: hace tiempo la
OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos) de la que forma
parte México (de hecho, un mexicano es el secretario general, Ángel Gurría),
realizó una encuesta para saber qué tan dispuestos a la capacitación y
actualización estaban los maestros de los países miembros, contrario a lo que
pudiera pensarse y tomando en cuenta incluso las desviaciones propias de este
tipo de encuestas, los maestros mexicanos salieron muy bien calificados. Los
resultados son creíbles porque además quedó en evidencia el mal uso que desde
el sindicato magisterial se daba a los mecanismos de capacitación.
Entonces la renuencia a la evaluación de algunos maestros
se explica no nada más porque pretendan quedar al margen y adherirse a los
privilegios que antes les otorgaba el sindicato, sino a que se reconocen con
una formación deficiente resultado del mismo sistema corrupto que fue
construido piedra por piedra por el Estado mexicano desde hace mucho tiempo.
Uno de los pilares básicos de esa construcción es el SNTE, y una ramificación
perversa, el CNTE y otras
asociaciones disidentes entre cuyos propósitos estaba combatir a la cúpula
sindical bajo el mando de líderes corruptos que no hicieron más que
enriquecerse y venderse al mejor postor, electoralmente hablando, nada que ver
con propósitos, metas u objetivos educativos.
Entonces que no venga ahora el secretario Nuño a tratar
de erigirse casi en apóstol de la educación en México, cuando forma parte de un
sistema que creó estos vicios y perversidades.
Diez años son muchos para que se consolide la reforma
educativa que, como sabemos, es más una reforma laboral; y son pocos si la
intención es arrancar de raíz los vicios, hacer una purga profunda e iniciar
sobre bases de honestidad, responsabilidad y cero corrupción, cero. Nada de
usar a magisterio como carne de urna. Nada de permitir la intervención de organismos
internacionales que condicionan con fines capitalistas y prácticamente ordenan
modelos educativos que no promueven el conocimiento como herramienta para el
desarrollo de conciencia social y defensa de derechos, sino para la formación
casi de robots con este asunto de las capacidades y la eliminación de
contenidos como filosofía, ética y lógica.
Estos son los vicios que también se tendrían que
erradicar y no creo que diez años sean suficientes.
Columna publicada en El Informador el sábado 28 de noviembre de 2015.