Ciudad adentro
LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)
Difícil cantar victoria con los niveles de corrupción que
hay en el mundo, pero sin duda, es muchísimo más probable que la justicia en
España y Estados Unidos, se aplique con todo en el caso de Humberto Moreira,
exgobernador de Coahuila y expresidente del PRI nacional.
La noticia de su detención, ayer, en el aeropuerto de
Barajas, generó de inmediato en redes sociales, reacciones de satisfacción. Sí,
definitivamente da gusto que hayan atrapado a uno de los hombres más corruptos
del sistema político mexicano que gozaba de total y absoluta impunidad a pesar
del desfalco al erario público en Coahuila y que, después de eso, prácticamente
lo premiaran con la presidencia del PRI. No fue por mucho tiempo, nueve meses
apenas, la dejó precisamente por las acusaciones y las dudas, pero no fue
perseguido ni llamado a cuentas. Tan campante se fue a estudiar un posgrado a
Barcelona con todo y familia.
Antes de esto es preciso recordar que él era gobernador
de Coahuila cuando la tragedia en la mina Pasta de Conchos, y no es que él
fuera el responsable, pero tampoco hizo nada por los deudos, de hecho, pese a
haberse comprometido a rescatar los cuerpos, nunca cumplió: una cuenta
pendiente más.
Por increíble que parezca y la verdad no creo que sea
responsabilidad de los electores coahuilenses, en las siguientes elecciones
ganó su hermano, Rubén, la gubernatura del Estado, en ambos casos, claro,
abanderados por el PRI, de hecho, es una entidad en donde la alternancia en el
poder no se conoce aún: la hegemonía del Revolucionario Institucional se
sostiene desde hace 88 años para ser precisos.
Recuerdo cuando sucedió y no daba crédito. Me parecía inconcebible
que en medio del escándalo y las acusaciones por incrementar la deuda de
Coahuila a niveles estratosféricos, Humberto se fuera como si nada ¡y a la
presidencia del PRI! Y encima, que su hermano ganara los comicios. Como solemos
decir en estos casos: sólo en México, de este México surrealista que pese a
parecer un contra sentido, es ya un lugar común, dentro y fuera del país. Falta
decir que quien fuera gobernador interino, entre un Moreira y otro, está
considerado como cómplice de la red de lavado de dinero a la que se acusa a
Moreira de pertenecer y se encuentra prófugo, Jorge Juan Torres López.
Pues bueno, aunque no se ha mencionado (la verdad no sé
si tenga relación directa), recuerdo también que después de aquel operativo
“rápido y furioso” que despertó tanta polémica porque Estados Unidos lo hizo en
México, según esto, sin conocimiento del gobierno en los tiempos de Felipe Calderón,
empezó la persecución por lavado de dinero contra exfuncionarios del gobierno
de Moreira, específicamente su tesorero, Héctor Villarreal y Torres López que
fue su secretario de Desarrollo Social. Alguien más fue investigado y confesó:
Rolando González, un empresario que aseguró formar parte de una red de lavado
de dinero de la que era integrante también Humberto Moreira.
Aunque esto se dio a conocer en su momento, Moreira se
defendió aduciendo que no había acusaciones formales en su contra. Ahora se
puede inferir que las investigaciones en Estados Unidos continuaron, aun cuando
aparentemente Moreira podía dormir en paz, en Barcelona, excediéndose en gastos,
haciendo alarde de una riqueza inexplicable para alguien que se ostenta como
profesor.
Qué bueno que lo agarraron. Fue la justicia española a
petición de un tribunal estadounidense, sin embargo, no puedo dejar de lamentar
que no haya sido la justicia mexicana la que actuara. Una vez más queda en
evidencia la ineficiencia, insuficiencia y corrupción del sistema político
mexicano del que forma parte el de justicia.
Queda en evidencia otra vez que en México los políticos
se protegen entre ellos. En este caso es puro PRI, pero sabemos de casos en
otros institutos políticos. Este es un hecho aislado y todo porque
intervinieron autoridades de otros países, de no ser por eso, Humberto Moreira
seguiría gozando de una total y absoluta impunidad.
Esta columna se publicó en El Informador el sábado 16 de enero de 2016.