Ciudad Adentro
Nada más que al
gobierno no se le ocurra quitarle a los burócratas ninguno de sus privilegios,
porque entonces sí… el escenario prácticamente sería de terror y no es que sean
muy eficientes, pero mal que bien, y más mal que bien, unos peor que otros, en
sus manos están las decisiones de la marcha de este país, las decisiones
pequeñas, las que van desde el trámite más simple hasta el permiso más
engorroso.
El aparato del
Estado o las administraciones públicas de los diferentes órdenes de gobierno (municipal,
estatal y federal) tienen bajo su control que el país no se detenga. Así como aquella
película “Un día sin mexicanos”, invito al lector a imaginar “Un día sin
burócratas”. Complicado ¿no? ¿Quién atendería los servicios de salud? ¿Qué
pasaría sin enfermeras, médicos, intendentes, paramédicos, asistentes,
secretarias, laboratoristas, nutriólogos y demás profesionales de la salud que
trabajan en el IMSS, ISSSTE e instituciones y centros para población abierta? Y
esto nada más es el sector salud (y me quedo corta). Luego el sector educativo.
Claro que en esta parte los maestros no dejan mucho a la imaginación porque de
todos los burócratas de este país, son los más activos y contestatarios, los
que sí suspenden labores, se manifiestan, tienen un grupo disidente dentro del
SNTE y lo que ya sabemos y he abordado con frecuencia en este espacio.
Hay que
considerar a los burócratas de Comunicaciones y Transportes, imaginen que
suspenden labores: problemas en carreteras, puertos, aeropuertos… tanto de
tránsito como de comunicaciones; no habría señal de nada para nada,
incomunicados todos pues. Y ya sin comunicación, pues de una vez sin luz,
porque las paraestatales cuentan, sin gasolina, sin semáforos y sin seguridad, policías y militares forman parte
del gigantesco aparato burocrático de este país.
Está bien, la burocracia debe existir, el gran problema es
que no trabaja en la misma medida en la que cobra. Desde los malos modos hasta
las formas más acabadas y barrocas de corrupción repercuten en la marcha de
este país.
Ahora imaginemos
¿cómo sería México si los burócratas fueran exactamente los necesarios y no en
exceso como sucede ahora porque gobierno que llega, gobierno que tiene que
pagar favores? ¿Qué pasaría en nuestro maravilloso país si todos estos
burócratas trabajaran como debieran? Seríamos una de las naciones del equipo de
los más desarrollados, no me cabe la menor duda. Pero no. El aparato está
enfermo de “gigantismo”, los recursos se dilapidan, se distraen; las
prestaciones son ofensivas y ante la duplicidad de funciones y la gran cantidad
de burócratas que nada más está de adorno, que no halla ni en dónde meterse
para que no se note que en realidad no tiene nada qué hacer, las inoperancia es
exasperante y criminal.
Para los ciudadanos
que pagamos nuestros impuestos y los mantenemos, desde el más humilde
intendente hasta el Presidente de la República, los costos son altísimos,
además de lo que se les paga, por los que generan la ineficiencia y la
corrupción.
Hace algún
tiempo me remití en este espacio a los antecedentes históricos de la burocracia
en México, tiene raíces prehispánicas e hispánicas. Los imperios, los reinos
requerían cortes abultadísimas para atender todos los asuntos bajo su férula.
Con la independencia las cosas no mejoraron, al contrario. De entrada, la nueva
nación tuvo que conseguir recursos de donde fuera para que la burocracia
siguiera trabajando y, más que eso, para que no causara problemas.
Los gobiernos
siempre le han tenido miedo. La necesitan y le temen, de ahí sus prestaciones,
privilegios y demás, pero así como intentan (y mal) corregir errores del pasado
con los maestros, deberían hacerlo con todo el aparato. Los mexicanos, frente a
los burócratas, somos ciudadanos de segunda y bueno, todavía tenemos que soportar
que se manifiesten cuando sus intereses se ven amenazados. Aquí en Jalisco, en
cuyo gobierno opera una de las
burocracias más obesas de todo el país, hay serios problemas que tienen
que ver con los fondos de pensiones. Si no ponen manos a la obra el gobernador
Sandoval y el secretario Ayón, pinta para que se ponga feo, aunque luego
negocian con los líderes sindicales y como si nada. Deben parar el problema
porque se les puede salir de las manos. Claro que cualquier cosa que les
ofrezcan irá en detrimento del erario público que nosotros mantenemos.
Burócratas. Si
tan sólo un día, en lugar de desaparecer se solidarizaran con el resto de los
mexicanos, otra sería nuestra realidad. Mejor creo.
Columna publicada en El Informador el sábado 28 de mayo de 2016.