Ciudad Adentro
Pasan los días y
la situación en México empeora. El indicador del poder adquisitivo permanece en
picada, el empleo es precario y el desempleo se incrementa, lo mismo que la
pobreza, en un franco deterioro de los estándares mínimos de calidad de vida.
La simulación
que se practica en escenarios internacionales y en el país a través de la
manipulación informativa de los grandes medios de comunicación, específicamente
las televisoras, empieza a no funcionar y, aunque es una vergüenza tener una
clase política de esa ralea, también es alentador, porque si ya no está dando
resultado, sin en el entorno internacional las clases gobernantes y
empresariales se están dando cuenta por fin de lo que está pasando en México,
quizá, pero sólo quizá, en las altas esferas del poder en nuestro país se
recapitule y se corrija el camino. Prácticamente no queda esperanza.
La marcha del
uno de Mayo en la Ciudad de México, a la que se calcula asistieron entre 25 mil
y 50 mil manifestantes dependiendo de la fuente, es un ejemplo, un signo, una
señal de que las cosas no están bien, pero desde el gobierno se dan el lujo de
ignorar estas expresiones sociales. En la marcha del uno de Mayo destacaron las
consignas contra el Presidente representante de un gobierno que desoye a su
propio pueblo, que lo descalifica y lo criminaliza si es que no está de acuerdo
con sus decisiones. Y estuvo presente otro asunto que si el secretario de
Educación no le baja a sus niveles de soberbia se les puede revertir, el
Politécnico Nacional es el Politécnico Nacional y se suceden los desencuentros.
Me parece
increíble, que a estas alturas, con la tan llevada y traída revolución, todavía,
entre las demandas y exigencias de los trabajadores se incluyan mejores
condiciones salariales ¿no tendríamos que haber superado eso ya después de
tantos años? Los trabajadores de las centrales obreras (les llama disidentes,
claro) que no forman parte del sistema o que han decidido luchar por su cuenta
ante la inoperancia de los grandes sindicatos y sus líderes corruptos, están
reclamando respeto a sus derechos laborales, que se garantice el derecho de
huelga (mientras ellos lo piden la Secretaría del Trabajo “presume” que no sé
en cuántos meses no se han registrado huelgas) y prestaciones ¡básicas! como la
vivienda y la seguridad social.
Es claro que
algo no está marchando como debiera ¿México ejemplo por el manejo de sus
finanzas? ¿Las de quién? ¿Sirve de algo el dizque correcto manejo
macroeconómico si después de décadas sigue sin reflejarse en los bolsillos de
los mexicanos como se cantaletea campaña tras campaña sin que nadie hasta ahora
lo haya cumplido, al contrario?
Me indigna que
mientras el número de personas que viven en la pobreza en México,
independientemente de deciles, categorías y especificaciones tramposas, sigue
en aumento, se difundan spots
exaltando las-grandes-iniciativas de
la actual administración como “internet” universal
o “para todos” ¿y la señora tiene qué comer? ¿los niños tienen ropa, zapatos?
¿van a la escuela? ¿es de calidad la educación? ¿no están enfermos? ¿en dónde
viven?
La señora tiene
internet para comunicarse con sus hijos que están del otro porque en su país
las autoridades no han sido capaces de lograr que México alcance para todos,
que si alcanza, pero está mal repartido.
Y luego en el
mismo spot presentado nada menos y
nada más que por Manlio Fabio Beltrones, se incluye la siguiente frase “para
que lo bueno pase” (¡¡¡!!!) y enseguida, nada más por el internet “para todos”,
una lista de cosas que no me queda claro si son sugerencias de búsqueda en
Google o qué, porque internet no las proporciona, ciertamente: “acceso, salud,
familia, educación, emprendeduría (sic), seguridad, conocimiento, empleo,
economía, cultura, ideas, diversión, desarrollo, libertad”.
Es una vergüenza
y una desfachatez, es en verdad una desgracia esta clase política que de la
noche a la mañana aprueba iniciativas de espaldas a la sociedad (como la
reciente reforma al Código de Justicia Militar), sin que medie consulta alguna
ni se tomen en cuenta las voces opositoras.
La cancelación
del viaje a Holanda me parece significativa y por supuesto, creo que las
razones van más allá de “por motivos de agenda”; y también hasta donde he
alcanzado a percibir, ha sido muy mal recibida en el ámbito internacional la
actitud del Gobierno mexicano con respecto al caso Ayotzinapa. Otras cosas más
están incomodando y pues, nos guste o no, estemos de acuerdo o no, no estamos
solos… claro que ahí la desgracia no sería ya la nuestra.
Columna publicada en El Informador el sábado 7 de mayo de 2016.