miércoles, 13 de julio de 2016

Promesas imposibles

Ciudad Adentro

LAURA CASTRO GOLARTE (lauracastro05@gmail.com)

¿Se acuerdan? Yo estoy segura de que sí. ¿Cómo olvidar las promesas de que con la reforma energética bajarían las tarifas de la energía eléctrica y el gas? ¿Cómo olvidar el anuncio aquel de que la gasolina ya no subiría cada mes y que a partir de 2016 de plano ya no aumentaría? ¿O la frase enfática y contundente de que en 2016 seguirían quitando obstáculos para dizque “mover a México”?
Esto sí es música para los oídos, particularmente en un país en donde la mayor parte de la población ve mermados sus ingresos netos y además, su poder adquisitivo; el daño a la economía familiar va en ambas vías. Muchos recibimos estas “buenas nuevas” con desconfianza pero ¿era posible hacer algo para garantizar que esas promesas se cumplirían? ¿Es posible hacer algo ahora? ¿Cuántos otros antes han hecho promesas similares?
El caso es que volvemos a caer exactamente en donde mismo, si no es que varios metros atrás, porque el retroceso económico —y me refiero clara y directamente al de las familias mexicanas— es notorio y angustiante.
Mientras esto sucede, mientras estas promesas no se cumplen y además siguen los problemas con el magisterio en Oaxaca, Guerrero y Chiapas, desde la Presidencia se mueven las piezas en un sentido que no puede ser calificado más que de burla y cinismo ¿o cómo entender que quien anunció —con la venia desde Los Pinos claro— los incrementos en materia energética y que además participó en la reforma educativa que no es reforma educativa como se ha dicho hasta el cansancio, sino laboral, es premiado con el nombramiento, digo, prácticamente, de dirigente nacional del PRI?
Prácticamente porque todavía falta que se monte el teatro que a todos los contribuyentes nos cuesta, de la dizque elección de la dirigencia después de la renuncia de Manlio (no podía ser de otra manera) con la sobada, trillada y nada creíble fórmula del “candidato de unidad”.
Estoy hablando de un individuo que aparece en el primer plano de la escena nacional, sólo después de haber comparecido ante los senadores para explicar (ajá) el porqué del incremento en las tarifas (ese incremento que no iba a suceder; ese obstáculo que se iba a retirar para o afectar la economía de por sí precaria de los mexicanos, de la mayoría claro): Enrique Ochoa Reza.
Ya renunció a la Dirección general de la Comisión Federal de Electricidad, un puesto, como todos los de su tipo, con un altísimo salario y no se digan las prestaciones de privilegio extraordinarias, esas que claramente dividen a los habitantes de este país, por decir lo menos, en mexicanos de primera y de segunda.
En su momento Enrique Ochoa fue el artífice de que la reforma energética se aplicara y bajaran las tarifas. ¿Hubo reducción? Podría decir que sí aunque, y amerita revisión a fondo, también se dieron casos y muchos hasta donde he podido observar, de supresión de tarifas subsidiadas, así que, unas por otras, como para compensar ¿no?
Y de pronto, con el conque (como decía mi abuelita) de que los precios de los combustibles para la generación de energía subieron, pues no quedaba otra que aumentar las tarifas, pese a la reforma energética ¿qué quiere decir esto? Que se trataba de promesas imposibles de cumplir porque, efectivamente, se depende de las fluctuaciones de estos productos a nivel internacional. ¿Se nos hizo esa advertencia? Sí, la verdad es que sí, pero no desde el gobierno, sino desde los grupos de académicos y expertos que una y otra vez llamaron la atención sobre este punto pero no fueron escuchados.

Este mismo Enrique Ochoa, me voy enterando, participó en los más altos niveles del diseño de la reforma educativa que ahora genera tantos problemas. Podríamos considerar también como promesas imposibles de cumplir, las que se hicieron a los maestros cuando la reforma se fraguaba. Y no es que Ochoa sea totalmente responsable, pero de que participó, participó. Y ahora se enfila, contra muchos priistas, como su próximo líder y promete: “Tenemos que cambiar y escuchar a la ciudadanía […] Tenemos que ser un partido (el PRI) más transparente que encabece cambios y que atienda las solicitudes de los ciudadanos que quieren tener un mejor país”. ¿Promesas imposibles?

Columna publicada en El Informador el sábado 9 de julio de 2016.