Ciudad Adentro
La sociedad
civil en México ha madurado de una manera extraordinaria en los últimos
años y quizá se deba a la clase política
de quinta que opera en México; y digo quizá porque, como la vida, los pueblos
se abren camino más tarde o más temprano, con estímulos o sin ellos. Creo que
esto es lo que está pasando en México desde hace algunos lustros y la esperanza
es que al final el estado de cosas mejore y a las presentes generaciones nos
toque verlo.
Escuché, incluso
muy emocionada hacia el final cuando dijo “grandeza”, la entrevista que Ernesto
Ledesma hizo a Edgardo Buscaglia en Rompeviento.tv. No es la primera vez que
cito al investigador y activista, conocedor profundo de México y quien actúa a
nuestro favor particularmente en materia de defensa de derechos humanos y de
generación de conciencia ciudadana.
Su diagnóstico
sobre la situación que se vive en nuestro país no puede ser más clara, dolorosa
y contundente, pero real, tan real, que la invitación —así lo tomo— es,
primero, al conocimiento de lo que está sucediendo; segundo: a la reflexión en
torno a los temas urgentes de nuestra nación y, tercero, a la acción.
A reserva de que
el lector tenga la oportunidad de ver la entrevista en internet (Rompeviento) quiero abordar
aquí algunas de las cuestiones que se trataron porque me parecen pertinentes,
necesarias. Por ejemplo, Buscaglia afirma (como lo ha venido repitiendo desde
hace años) que en México se vive una “orgía de corrupción política” y que
mientras no se abran los procesos de elección de candidatos en los partidos, en
todos, seguiremos votando por porquería o por porquería; y sin juzgar ni
criticar (algo que deberíamos aprender) explica por qué por ejemplo, la
sociedad civil en México no ha actuado como sí lo ha hecho en países como
Brasil.
Se remite a
nuestra historia y concluye que los mexicanos hemos vivido y sufrido gobiernos
autoritarios pero con estabilidad a lo largo de unos 80 o 90 años, a diferencia
de lo que ha pasado en el gigante sudamericano con alternancias no entre
partidos, sino entre dictadores, demócratas, corruptos y pseudo-demócratas.
Sostiene que
Brasil, hoy por hoy, está sometido a un intenso y traumático proceso de
limpieza y si bien la destitución de Dilma Rousseff fue una acción contraria al
pueblo brasileño, es parte de la purga porque los que deben ser desechados se
resisten, exactamente como los efectos de un tratamiento de desparasitación: Las
alimañas no quieren abandonar el organismo ya enfermo del que han vivido
durante décadas.
En Brasil, dice
Buscaglia, hay empresarios muy poderosos en la cárcel y también políticos,
porque hay una sociedad civil que audita, vigila, se manifiesta y es capaz de
paralizar ciudades enteras. Y no siempre se tiene éxito, es cierto. El
activismo de la sociedad brasileña no es garantía de que las cosas se van a
resolver de inmediato, pero se lucha sin descanso.
¿Qué pasa en
México? Además de la costumbre de la estabilidad está, por un lado, la
represión, fuerte, violenta, la criminalización de los grupos más activos, las
desapariciones forzosas, el miedo, las acusaciones falsas, los asesinatos, los
periodistas despedidos o asesinados o comprados pero silenciados y el desdén
sistemático de cualquier manifestación ciudadana; y por otro, la cooptación de activistas, sí, los que son
atrapados por el sistema, de uno o de otro partido y que la sociedad termina
perdiendo irremediablemente.
Quiero pensar
que no falta mucho para que en México empecemos pronto el proceso de
desparasitación. La sociedad civil se las ha ingeniado para resurgir una vez y
otra vez y otra vez. Falta arreciar las manifestaciones, mantener las demandas,
las exigencias, las críticas, los deseos de una vida mejor, es posible. Implica
sacrificios, paciencia, determinación, pero lo creo posible, más posible que
nunca.
La energía ahí
está: dispersa, dividida en causas antónimas, pero está. Falta un click o que caiga un veinte para que nos
sumemos en una sola causa y lograr que la clase política nos voltee a ver, renuncie
a su “orgía de corrupción” e inicie la purga, la limpia, la desparasitación.
Columna publicada en El Informador el sábado 24 de septiembre de 2016.